Mantenga siempre la bandeja de goteo llena de agua (dependiendo del modelo). Esto permite que cualquier jugos y grasa sobrante se disipe en el agua evitando así el humo y los brotes. Verá un poco de humo durante el primer uso. Esto es normal y no continuará por mucho tiempo. Si continúa viendo el humo, asegúrese de que la placa de la parrilla se ha limpiado correctamente.
El agua que agrega para el proceso de cocción creará una zona fría, por debajo de la superficie de cocción, en la que caerá y se almacenará toda la grasa, evitando así que se queme sobre una superficie caliente y provoque humos o brotes.
Los productos pueden ser totalmente desmontables para facilitar su limpieza. La rejilla, la placa y el depósito de agua se pueden lavar en el lavavajillas. El cuerpo de la parrilla debe limpiarse después de cada uso. No los sumerja nunca en agua. Después del uso, apague y desconecte su barbacoa, espere hasta que se enfríe completamente antes de limpiarla. Las rejillas, el asa y la base se pueden limpiar con una esponja y detergente. La resistencia de calentamiento no ha de limpiarse. Si está muy sucia, espere hasta que se haya enfriado y límpiela con un paño seco.
Después de haber seguido las instrucciones del manual del usuario para poner en funcionamiento el aparato, asegúrese de que el enchufe funciona, conectando otro aparato eléctrico. Si sigue sin funcionar, no intente desmontar ni reparar el aparato usted mismo y llévelo a un centro de reparaciones autorizado.